Toro es una de esas ciudades con historia. Se debe a los diferentes legados que dejaron los distintos pobladores a través de los siglos. Su nombre se debe al verraco o toro celtibérico de la segunda Edad del Hierro.

La ciudad de Toro está situada al este de la provincia de Zamora, a solo 32 kilómetros y se levanta sobre una atalaya dominando el Duero. Aunque pequeña, es grande en cultura, historia y tradiciones, ofreciendo al visitante una amplia oferta turística y gastronómica. Un paseo por sus calles llenas de historia, plasmada en sus iglesias, conventos y palacios, contemplar cómo el Duero atraviesa el puente de piedra desde su conocido mirador del Espolón o saborear un rico vino con denominación de origen, son algunas de las alternativas que propone la ciudad.

Esta ciudad está muy ligada con el vino. Gracias a la situación geográfica caracterizada por un clima continental y extremo, propicia una calidad extraordinaria a la uva, indispensable para la elaboración del buen vino.